"Así las cosas, lo primero que quiero afirmar, sin titubeos ni reticencias, es que estoy completamente de acuerdo con el contenido de la carta del H. Küng. Y no sólo con el contenido, sino además con la forma de expresarlo. Se trata de un documento que expresa una gran estima por la Iglesia y a la Iglesia, al igual que un notable respeto hacia el episcopado. Lo que es tanto como afirmar una profunda fe en Dios, en Jesucristo y en el Evangelio, todo ello en comunión de fe con la Iglesia entera.
Me parece que, en este momento, es de suma importancia tener muy claro que el amor a la Iglesia no se reduce ni se concentra en el amor al papa. Ni enjuiciar los fallos que el papa tiene, o puede tener, es actuar en contra de la fe católica y apostólica. El papa es infalible solamente cuando pronuncia, en comunión con la fe de la Iglesia, una definición dogmática. De ahí que el papa merece nuestro respeto y obediencia, como cabeza del Colegio Episcopal, siempre que, fiel al Evangelio, gestiona el gobierno de la Iglesia de acuerdo con la tradición cristiana. Pero igualmente tenemos que saber que, fuera del caso excepcional de una definición dogmática, todo lo que hace el papa, o lo que decide la curia vaticana, puede y debe ser objeto de disenso y crítica, cuando estamos viendo - como viene ocurriendo durante este pontificado - que en la Iglesia se hacen y se toleran cosas que escandalizan a la gente, que desprestigian la autoridad de la Iglesia ante la opinión pública, y son motivo de que cada día aumente el número de personas que abandonan la fe en Dios o se alejan de la Iglesia.
En estas circunstacias, como bien dice el Profesor Küng, callarse es hacerse cómplice de lo que está sucediendo. "
Jose Maria Castillo
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