segunda-feira, abril 12, 2010

MORAL DE AYER Y MAÑANA

"Una teología moral desde hoy para mañana, desarrollada como reflexión evangélica sobre la vida, se caracterizará por ser una moral con oidos para escuchar, boca para preguntar, manos y pies para acompañar y corazón para dar esperanza.
Una moral con oidos para escuchar: al Evangelio y a la vida. Escuchar lo que nos dicen de la experiencia y de la vida los que la viven día a día. La voz del cristiano seglar deberá escucharse, no como una mera referencia, sino como un lugar privilegiado para repensar la moral cristiana. La experiencia de la vida cotidiana, lugar en el que viven y buscan, sufren y gozan, dudan y descubren sentido los creyentes, es también un lugar -¡un locus theologicus!- para discernir la teología moral. Más aún, habrá que prestar atencion a la voz del creyente de otras religiones o al agnóstico de buena voluntad.
 Una moral con boca para preguntar : capaz, antes de dar respuestas, de convivir con la duda, integrar la incertidumbre y asumir la ambigüedad. Ya no se limitará a esperar que sean especialistas en moral quienes tomen en exclusiva la responsabilidad de las justificaciones teóricas morales; no considerará la moralidad como un monopolio de los creyentes; tampoco reducirá el papel orientador del magisterio eclesiástico a la simple llamada al orden de moralistas presuntamente alejados de la ortodoxia. Será tarea de toda la iglesia entera (Veritatis splendor, 109), en diálogo con la humanidad, esta búsqueda de una moral que surja como reflexión evangélica desde y sobre la vida."
 Una moral con manos y pies para acompañar: caminar junto con las personas en el proceso de las tomas de decisión, ayudando antes de decidir y no dejando abandonadas a las personas después de la decisión, incluso en aquellos casos en que lo decidido no haya sido lo correcto y deseable. Una moral así no reducirá la pastoral a una simple aplicación práctica de lo elaborado de antemano por los teóricos.
 Una moral con corazón para dar esperanza será una moral que anima: moral esperanzada y esperanzadora. Para ello habrá que tomarse en serio Gal 5,1: para ser libres nos libertó Cristo. Una moral así nos animará a ser libres, porque "donde está el Espíritu, allí hay libertad" (2 Co 3) para dialogar y discernir en comunidad, en medio del mundo, y poder responder al programa de Rom 12, 2: renovar la mente para discernir."
Juan Masiá Clavel

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