sábado, junho 20, 2009

Financiamento de seitas

"El discípulo, Debe entregar a la comunidad el 10% de sus ingresos: es el diezmo. Si su pareja está en el Camino, está también obligada a entregar el mismo porcentaje. Nadie sabe dónde va ese dinero ni cómo se administra. No hay facturas. Además, al final de cada celebración religiosa, uno de los hermanos pasa una bolsa de plástico (la llamada "bolsa de las inmundicias") donde cada uno aporta lo que puede: desde unos euros hasta una pulsera de oro o la escritura de un piso. La bolsa sigue circulando hasta que se obtiene la cifra prefijada por los responsables. Son unos minutos de suspense. ¿Cuántas vueltas dará? Durante la construcción del Domus Galilaeae, la randiosa sede del Camino en Israel, el iniciador pidió 1.000 euros a cada uno de sus discípulos para terminar las obras. Mientras se pasaba la bolsa, el resto cantaba: "Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan, ni hilan. Y os digo que ni Salomón en todo su fasto estaba vestido como uno de ellos".

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