sexta-feira, novembro 26, 2010

A verdade liberta

Una vez que se ha abierto la puerta es difícil cerrarla. Si el Papa ha dicho que se puede utilizar el preservativo para evitar contagios, por analogía, se puede y debe aplicar esa doctrina a otros casos semejantes:
-- Siempre que sirva para vivir y amar de un modo más humano (es decir, más al servicio de la persona y de las comunicación verdadera),
-- siempre que no haga daño a los amantes (ni a otros), y no sea simple egoísmo ante la vida, -búsqueda de sexo sin amor ninguno--,
-- siempre que sea un medio para descubrir unidos el misterio de la vida, en alabanza (al menos implícita) a su creador,
-- siempre que lleve a superar una visión biologista del sexo, para entenderlo y vivirlo de un modo personal
-- se podrá utilizar el preservativo, conforme al buen juicio (humano, cristiano) de los amantes o esposos.
El Papa Benedicto XVI ha introducido una excepciòn en un principio que parecía inamovible, dentro de la moral sexual. Y ya se sabe, cuando entra una excepciòn (cuando un principio no se puede aplicar en todos los casos....), lo que debe cambiar es el principio, como sabía Santo Tomas de Aquino... y como saben los científicos (de Newton a Einstein). Ciertamente, al Magisterio le cuesta ambiar los principios, pasar de una moral biologista (de cosas) a un moral personalista (de seres libres...). Al Magisterio le cuesta ver la moral sexual desde los fundamentos de la conciencia y de la comunicación personal (el sexo es comunicaciòn personal, al servicio del amor y de la Vida), en diálogo con la cultura... al servicio de la Vida con mayúscula, no del "número" de la vida.
Pudo haberlo hecho en los tiempos de la Humanae Generis y después, en los tiempos de la Humanae Vitae... Fueron ocasiones perdidas, o quizá no estaban maduros los tiempos (ni con Pío X ni con Pablo XVI). Ahora están maduros... y es tiempo de que "esta ecepción de Benedicto XVI nos permita plantear de nuevo las cosas..., de un modo más hondo...
Hay mucho camino hecho. El camino de la gente cristiana, que se ha separado en esto, en gran medida, del Magistrio; el camino de la mayor parte de los moralistas del siglo XX, que han creado las bases de exégesis bíblica, de reflexión teólógica y de aplicaciòn pastoral para aplicar los nuevos principios. "

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