"Una pequeña fisura en el cemento armado puede provocar el derrumbe de una presa. Por vez primera en la historia de la Iglesia católica, el Papa Ratzinger abre un boquete, aunque de entrada sea estrecho, en el hasta ahora monolítico búnker de la moral sexual del catolicismo. Y admite (y por lo tanto, justifica) la utilización del preservativo.Pero si bien es verdad que la excepción confirma la regla, también lo es que, una vez admitida una excepción y abierta una espita, la vida tiende a presentar otros casos similares. Y el boquete se va ampliando. Como la fisura en el cemento de la presa.
Todo un bombazo el del Papa Ratzinger, que, sólo por eso y de pronto, se escapa de la categoría de Papa de transición y se catapulta a los libros de historia de la Iglesia.
Acusado hace unos meses de ser un Papa sin alma por oponerse al uso del preservativo para prevenir, entre otras cosas, la plaga y la matanza ocasionada por el Sida, Benedicto XVI tapa la boca a sus detractores. Y se alinea con la estrategia ABC (Abstinence-Be faithfull-Condom, abstinencia-fidelidad-preservativo). En ese orden y dejando claro que el preservativo sólo no es la solución. Pero, al fin y al cabo, admitiendo también el preservativo. No sólo, sino también. Porque, si la vida es el bien mayor, también lo es en el caso de poder evitar la muerte con el condón."
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