Tienen derecho a la vida. Derecho a una vida libre, sin violencia, en paz. Derecho a sentirse seguras en sus casas y fuera de ellas. Derecho a soñar. Tienen derechos.
Y una sociedad democrática, una sociedad como la nuestra, no se puede permitir que la violencia contra las mujeres sea algo normal. No nos podemos permitir que pase de generación en generación.
Solo desde el esfuerzo compartido haremos del tiempo un aliado, no un lastre. Es necesario que sumemos nuestras voces para que se convierta en una sola que grite “basta ya”.
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