"Para todos… El evangelio dice que Jesús alzó los ojos al Cielo,
bendijo los cinco pancitos y los pescados, los partió, los repartieron y
"todos comieron hasta saciarse". Que el Padre nos dé el pan nuestro y
el trabajo de cada día es una bendición. Pero no sólo es una bendición
cuando lo tenemos en la mano; ya desearlo para todos es una bendición.
Abrir el corazón y sentir presentes a todos, como hermanos, es una
bendición.
Indignarnos contra la injusticia de que el pan y el trabajo no
lleguen a todos es una parte de la bendición. Colaborar con otros,
partiendo y repartiendo nuestro pan, es la otra parte de la bendición
que pedimos"
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