"El procurador romano Poncio Pilato (Pontius Pilatus) juzgó a Jesús como agitador peligroso. procedente de la levantisca Galilea, y lo hizo ejecutar mediante la crucifixión, un tipo de muerte especialmente infamante y oprobiosa (mors aggravata), reservada para bandidos y rebeldes.
Los romanos contemplaban con tolerancia e indiferencia todas las religiones. Si sentenciaron a muerte y crucificaron a Jesús, eso no pudo ser por sus ideas religiosas, que a los escépticos romanos les traían sin cuidado, sino por representar un peligro para Roma, por su pretensión de autoproclamarse rey de los judíos, y por su intento de rebelión en Jerusalén. Desde luego, Jesús no era el único predicador carismático judío que sería crucificado por los romanos. Las autoridades imperiales consideraban como su principal tarea el mantenimiento de la pax romana, y cualquier agitador de los calenturientos judíos palestinos era una amenaza latente para el orden público.
Si Jesús hubiera sido acusado de un crimen religioso, habría sido entregado a la autoridad judía del Sanedrín. Si hubiera sido condenado a muerte por esta, habría sido ejecutado por lapidación (como Esteban o Jacobo luego) o ahorcado, o quemado, o decapitado. Pero los judíos no crucificaban. La crucifixión era la forma típica de ejecución infamante de los romanos.
Que Jesús fuera crucificado es señal inequívoca de que sus jueces y ejecutores fueron romanos, y de que su crimen fue político: la rebelión."
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